3 de diciembre
NO MÁS DESIERTOS VERDES
ACCION URGENTE
A treinta años de la
catástrofe de Bhopal ocurrida en la India debemos actuar para evitar
nuevos “Bhopales” en cada territorio y comunidad en la cual se fabrican,
distribuyen, comercializan y aplican plaguicidas o se desechan sus envases.
En
el Día Internacional del No Uso de Agrotóxicos, ULTeRA (Unión
Latinoamericana de Técnicos Rurales y Agrarios) junto con ATE-SENASA Capital
Federal y RAP-AL (Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas para
América Latina) organizó un espacio abierto al público para dimensionar los
efectos del modelo del agronegocio y reflexionar acerca de las prácticas
alternativas y los alcances de la agroecología.
La
actividad comenzó con la proyección del documental “Desierto Verde” de Ulises
de la Orden, que abroda los engranajes del
actual modelo productivo hegemónico reivindicando la lucha por la vida que
emprenden las Madres del barrio Ituzaingo Anexo (Córdoba) a raíz de las muertes
y numerosos casos de enfermedades que
comenzaron a sufrir los hijos y los vecinos de la localidad. El documental
desnuda los discursos eufemistas que disfrazan la penosa realidad de la industria
alimentaria a nivel global y apunta a visibilizar y denunciar los efectos
nocivos del uso de agroquímicos en salud humana y los ecosistemas.
El debate contó con la participación del director Ulises
de la Orden, y de Margot Goycochea del Foro Ambiental Los Toldos
(Buenos Aires) quien ha compartido su experiencia de organización
de la sociedad civil en la lucha contra los agrotóxicos y la
del ingeniero agrónomo Mariano Lattari especialista en bioinsumos para uso
agropecuario. Resulta imperativo hechar luz
sobre estas experiencias alternativas de producción y de resistencia que
existen actualmente pero que se intentan ocultar. Esta tarea, que involucra a
toda la sociedad civil, es crucial para enfrentar aquello que Vandana Shiva
denominó “monocultura de la mente”, diseñado por los centros neurálgicos del
poder mundial para sostener el actual modelo de desarrollo “único y válido”.
El
uso de químicos en la producción agropecuaria lleva más de un siglo. Distintos
agrotóxicos se han venido usando, ocultando siempre los efectos nocivos para la
salud. El descomunal avance de las fronteras agrícolas para la producción
exclusiva de la soja y otros commodities ha deteriorado el equilibrio de los
ecosistemas favoreciendo el cambio climático, pero a su vez ha operado
según los intereses de un puñado de empresas transnacionales en detrimento de
las culturas y de las poblaciones locales y originarias de esos ambientes.
Además de la expansión agrícola para monocultivos, la utilización de los
paquetes tecnológicos foráneos que industrializan la producción en búsqueda de
cada vez mas altos rindes, constituye necesariamente la eliminación directa de
producciones locales y una ruptura entre estos y los consumidores. Básicamente
el agronegocio apunta a disolver lazos y convivencialidades ancestrales, subordina
el desarrollo de los países al poder de las trasnacionales, siendo los
gobiernos de turno meros títeres gerenciales de un poder que se digita desde
los grandes centros financieros, expulsa campesinos y los hacina en la
marginalidad de las grandes urbes. La Soberanía Alimentaría, en cambio,
apunta a compartir estos recursos de forma social y ecológicamente
sostenibles para la conservación de los ecosistemas, revalorizando los
conocimientos locales de generaciones pasadas por sobre los conocimientos
de la tecnocracia modernizante.
En
nuestro continente Americano los plaguicidas siguen causando problemas en la
salud de millones de personas desde los trabajadores/as que pasan largos
jornadas de trabajo en las fábricas de químicos, los productores/as y
trabajadores/as que los aplican hasta las comunidades expuestas durante su
aplicación. Un modelo productivo que demanda cada vez más petróleo, agua,
tierras, minerales, semillas y que produce impactos sociales, ambientales
culturales y económicos, no es sostenible.Experiencias de resistencias al modelo hegemónico del agronegocio desde las alternativas agroecológicas en comunidades rurales, como así la existencia del desarrollo y uso de productos biológicos en la agricultura tal como fue desarrollado por Mariano Lattari y Javier Souza (RAP-AL) durante la jornada del 3 de diciembre, muestran que efectivamente otras formas de producir en base al respeto por las culturas y la naturaleza son posibles, y que además es necesario la confección de políticas públicas que las contemplen.
En
nuestro continente Americano los plaguicidas siguen causando problemas en la
salud de millones de personas desde los trabajadores/as que pasan largos
jornadas de trabajo en las fábricas de químicos, los productores/as y
trabajadores/as que los aplican hasta las comunidades expuestas durante su
aplicación. Un modelo productivo que demanda cada vez más petróleo, agua,
tierras, minerales, semillas y que produce impactos sociales, ambientales
culturales y económicos, no es sostenible.
Experiencias
de resistencias al modelo hegemónico del agronegocio desde las
alternativas agroecológicas en comunidades rurales, como así la existencia del
desarrollo y uso de productos biológicos en la agricultura tal como fue
desarrollado por Mariano Lattari y Javier Souza (RAP-AL) durante la jornada del 3
de diciembre, muestran que efectivamente otras formas de producir en base
al respeto por las culturas y la naturaleza son posibles, y que además es
necesario la confección de políticas públicas que las contemplen.