jueves, 18 de diciembre de 2014

Día Internacional del No uso de plaguicidas

3 de diciembre
NO MÁS DESIERTOS VERDES
  ACCION URGENTE

A treinta años de la catástrofe de Bhopal ocurrida en la India  debemos actuar para evitar nuevos “Bhopales” en cada territorio y comunidad en la cual se fabrican, distribuyen, comercializan y aplican plaguicidas o se desechan sus envases.

En el  Día Internacional del No Uso de Agrotóxicos, ULTeRA  (Unión Latinoamericana de Técnicos Rurales y Agrarios) junto con ATE-SENASA Capital Federal y RAP-AL  (Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas para América Latina) organizó un espacio abierto al público para dimensionar los efectos del modelo del agronegocio y  reflexionar acerca de las prácticas alternativas y los alcances de la agroecología. 

La actividad comenzó con la proyección del documental “Desierto Verde” de Ulises de la Orden, que abroda los engranajes del actual modelo productivo hegemónico reivindicando la lucha por la vida que emprenden las Madres del barrio Ituzaingo Anexo (Córdoba) a raíz de las muertes y  numerosos casos de enfermedades que comenzaron a sufrir los hijos y los vecinos de la localidad. El documental desnuda los discursos eufemistas que disfrazan la penosa realidad de la industria alimentaria a nivel global y apunta a visibilizar y denunciar los efectos nocivos del uso de agroquímicos en salud humana y los ecosistemas.

 El debate contó con la participación del director Ulises de la Orden,  y  de Margot Goycochea del Foro Ambiental Los Toldos (Buenos Aires)   quien ha compartido su experiencia de organización de la sociedad civil en la lucha  contra los agrotóxicos  y  la del ingeniero agrónomo Mariano Lattari especialista en bioinsumos para uso agropecuario. Resulta imperativo hechar luz sobre estas experiencias alternativas de producción y de resistencia que existen actualmente pero que se intentan ocultar. Esta tarea, que involucra a toda la sociedad civil, es crucial para enfrentar aquello que Vandana Shiva denominó “monocultura de la mente”, diseñado por los centros neurálgicos del poder mundial para sostener el actual modelo de desarrollo “único y válido”.

El uso de químicos en la producción agropecuaria lleva más de un siglo. Distintos agrotóxicos se han venido usando, ocultando siempre los efectos nocivos para la salud. El descomunal avance de las fronteras agrícolas para la producción exclusiva de la soja y otros commodities ha deteriorado el equilibrio de los ecosistemas favoreciendo el cambio climático, pero a su vez  ha operado según los intereses de un puñado de empresas transnacionales en detrimento de las culturas y de las poblaciones locales y originarias de esos ambientes. Además de la expansión agrícola para monocultivos, la utilización de los paquetes tecnológicos foráneos que industrializan la producción en búsqueda de cada vez mas altos rindes, constituye necesariamente la eliminación directa de producciones locales y una ruptura entre estos y los consumidores. Básicamente el agronegocio apunta a disolver lazos y convivencialidades ancestrales, subordina el desarrollo de los países al poder de las trasnacionales, siendo los gobiernos de turno meros títeres gerenciales de un poder que se digita desde los grandes centros financieros, expulsa campesinos y los hacina en la marginalidad de las grandes urbes. La Soberanía Alimentaría, en cambio,  apunta a compartir estos recursos de forma social y ecológicamente sostenibles para la conservación de los ecosistemas, revalorizando los conocimientos locales  de generaciones pasadas por sobre los conocimientos de la tecnocracia modernizante.
 En nuestro continente Americano los plaguicidas siguen causando problemas en la salud de millones de personas desde los trabajadores/as que pasan largos jornadas de trabajo en las fábricas de químicos, los productores/as y trabajadores/as que los aplican hasta las comunidades expuestas durante su aplicación. Un modelo productivo que demanda cada vez más petróleo, agua, tierras, minerales, semillas y que produce impactos sociales, ambientales culturales y económicos, no es sostenible.
Experiencias de resistencias al modelo hegemónico del agronegocio  desde las alternativas agroecológicas en comunidades rurales, como así la existencia del desarrollo y uso de productos biológicos en la agricultura tal como fue desarrollado por Mariano Lattari y  Javier Souza (RAP-AL) durante la jornada del 3 de diciembre,  muestran que efectivamente otras formas de producir en base al respeto por las culturas y la naturaleza son posibles, y que además es necesario la confección de políticas públicas que las contemplen.

 
En nuestro continente Americano los plaguicidas siguen causando problemas en la salud de millones de personas desde los trabajadores/as que pasan largos jornadas de trabajo en las fábricas de químicos, los productores/as y trabajadores/as que los aplican hasta las comunidades expuestas durante su aplicación. Un modelo productivo que demanda cada vez más petróleo, agua, tierras, minerales, semillas y que produce impactos sociales, ambientales culturales y económicos, no es sostenible.

Experiencias de resistencias al modelo hegemónico del agronegocio  desde las alternativas agroecológicas en comunidades rurales, como así la existencia del desarrollo y uso de productos biológicos en la agricultura tal como fue desarrollado por Mariano Lattari y  Javier Souza (RAP-AL) durante la jornada del 3 de diciembre,  muestran que efectivamente otras formas de producir en base al respeto por las culturas y la naturaleza son posibles, y que además es necesario la confección de políticas públicas que las contemplen.

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