Como ya hace un año sucedió con Nicolas Arevalo, hoy tenemos
que lamentar la muerte de otro niño que podría haberse evitado por el uso
indiscriminado de AGROTÓXICOS.
Desde ULTERA nos solidarizamos con la familia de José Carlos
Rivero de 4 años, y hacemos responsable de la misma a las autoridades
Nacionales Provinciales, Municipales y a los empresarios, quienes con su
complicidad apoyan este modelo productivo extractvito y dependiente de
agrotóxicos, que solo tiene como fin maximizar las ganancias, dejando en
segundo o en tercer lugar a la vida y a la Soberanía Alimentaria.
Exigimos a los Poderes Legislativos; Ejecutivos y Judiciales,
que se hagan cargo de esta situación y e una vez por todas regulen y prohíban
el uso de sustancias tóxicas.
A continuación Transcribimos el comunicado de los compañeros
y compañeras del Hospital Garraham.
Buenos Aires, Mayo 21 de 2012
Comunicado de prensa
AGROTOXICOS = ENFERMEDAD Y MUERTE
Desde la Junta Interna de ATE del Hospital de Pediatría Garrahan denunciamos una vez más que tal y como lo venimos difundiendo, el
modelo agroindustrial imperante en el país desde hace más de una
década, en base a monocultivos, transgénicos y uso de agrotóxicos:
intoxica, enferma y mata.
Así
lo ratifica la muerte de dos niños de la misma ciudad –Lavalle-
Corrientes, en apenas un año, uno de los cuales falleció hace apenas una
semana en nuestro hospital y, si bien aún resta confirmar el origen de
la toxicidad, las circunstancias, el lugar y los antecedentes
indicarían, sin lugar a dudas que la causa del envenenamiento fueron los agrotóxicos utilizados en la horticultura.
Desde
ATE, venimos desarrollando actividades de apoyo y difusión a la Red de
Médicos de Pueblos Fumigados y a las Madres de B° Ituzaingó, a través de
charlas que reflejan esta grave situación a través de los dichos de sus
víctimas y de trabajos científicos que lo fundamentan de manera sobrada
y que consideramos alcanzan para aplicar el principio precautorio que prohíba el uso de estas sustancias.
Porque la Salud no es una mercancía y debe prevalecer sobre cualquier otro valor…
Porque los venenos son venenos, enferman y matan…
Convocamos a los trabajadores de la salud a comprometerse y movilizarse al respecto.
Exigimos
a las autoridades que en lo inmediato se tomen medidas para resguardar
la salud de la población, que como siempre es la más humilde, que está
siendo agredida desde hace años y afectada de manera aguda y crónica.
¡PAREN DE FUMIGAR-PAREN DE ENFERMAR- PAREN DE MATAR!
Junta Interna ATE
Hospital de Pediatría Juan P.Garrahan.
DOS NIÑOS MUERTOS POR AGROTOXICOS EN UN AÑO
¿CUANTOS MUERTOS MÁS DEBEREMOS CONTAR?
Esto
en verdad es algo que nunca hubiera deseado escribir. Me lleva a
hacerlo el dolor y la impotencia que desde hace unos días siento tras
conocer un dato, frío, como todos los datos o las estadísticas:
El
sábado pasado, tras permanecer varios días internados en grave estado,
falleció otro niño, oriundo de la ciudad de Lavalle, Corrientes,
intoxicado por agrotóxicos.
En
junio del 2011, me encontraba participando de un Encuentro de Pueblos
Fumigados en Carlos Pellegrini, Corrientes y allí supe de la muerte de
Nicolás y también de lo grave que estaba Celeste, trasladada a Buenos
Aires y en lista de trasplante hepático, que finalmente no necesitó.
Allí, la mamá de Nicolás me contó que vivían frente a una tomatera que siempre “tiraban venenos”, que en
esos día habían tirado y que las zapatillas de los chicos tenían
incluso pegado barro que se había hecho al mezclarse con el agua que
venía de la tomatera. Contó que Nicolás lamentablemente no corrió la
misma suerte de Celeste, él ni siquiera pudo llegar a ser trasladado a
un centro de mayor complejidad.
Los
familiares de Celeste allí presentes, me encomendaron que a mi regreso a
capital contactara con la madre de la niña. En los pocos encuentros que
tuve –ya Celeste estaba mejor- relató nuevamente el miedo que tenían de
regresar a ese lugar, ya que sabían que la vida de ellos y sobre todo
la de sus hijos corrían serios riesgos a causa de la amenaza de
envenenamiento constante que significaba vivir allí, por las permanentes
fumigaciones en las tomateras.
A sabiendas de la gravedad de
las consecuencias que las fumigaciones están provocando en la salud de
la población afectada, es que participé de encuentros escuchando
testimonios de pobladores y profesionales afectados; escribí
notas a autoridades hospitalarias alertando sobre el tema y solicitando
ayuda; difundí informaciones y participé en la organización de
charlas-ateneos dentro de instituciones de Salud, tres en menos de un
año.
Evidentemente pareciera que nada de esto, que muchos otros ya vienen tenazmente realizando y denunciando también desde
hace años, hace que las autoridades correspondientes tomen cartas en el
asunto, de lo contrario estas cosas no deberían seguir ocurriendo con
descarada impunidad.
Ante
tanta impotencia y dolor que, aún no me invalidan a perseverar en el
tema, algunas preguntas y reflexiones pugnan por salir de mi cabeza.
No
es esta la ocasión de citas pero, hay informes científicos más que
suficientes que indican que las sustancias que se están utilizando en la
agricultura en los últimos años son más que dañinos para el suelo, el
agua, los animales y las personas…es decir, más claro: son VENENOS
incluso algunos fueron utilizados como armas de guerra y ahora son
derramados a millones de litros sobre poblaciones indefensas.
Los niños de Corrientes tal vez hayan “cometido el delito” de llevarse tierra o alguna planta del lugar -donde viven, aman y se saben parte- a la boca. Cualquiera de nosotros o nuestros hijos, sobrinos o nietos lo hemos hecho alguna vez, pero es evidente que a ellos desde hace unos años, esto les está representando la diferencia entre la vida y la muerte.
Unos
días antes de descomponerse el nene que falleció el sábado, los
“marcadores biológicos”, según cuentan, indicaron claramente que ahí
estaba pasando algo: cayeron fulminados el perro, los chanchos y otros
animales del lugar, “ninguno se agusanó” cuentan asombrados. Vaya
detalles no?
¿Quién y desde cuándo han dictaminado que jugar con la naturaleza sea una inapelable sentencia de muerte?
Imaginemos
por un momento que en lugar de haber sido por agrotóxicos, hubieran
sido dos muertes en un año, en una ciudad de 5000 hab. (como
aproximadamente tiene Lavalle) por inseguridad por ejemplo, por
secuestros u otra causa ¿Cuál habría sido nuestra reacción como
sociedad?...
¿Y la reacción de los medios…corporativos o no? Si
la causa hubiera sido otra, si además los chicos hubieran sido de otro
medio social…¿Cuál habría sido la atención, las páginas y el tiempo
dedicado por la prensa?...
Sin duda
hubieran estado haciendo largas y firmes guardias periodísticas
esperando “el último parte médico” que informara como sigue
todo…estarían esperando resultados de análisis…de autopsia…etc.
En definitiva, estarían haciendo sentir a la sociedad que la persona que está peleando por sobrevivir, si se muere, se nos muere un poco a todos no??
¿Por qué en este caso no pasa lo mismo? Me pregunto: ¿la muerte de estos dos nenes no nos debe doler a todos?
Eran dos nenes sanos, nunca nadie debía haberlos intoxicado, tampoco fue un descuido de la madre…
Y, a los equipos de salud: ¿Qué responsabilidad nos cabe en salir a denunciar estas cosas que vemos están pasando? ¿Es ético seguir mirando para otro lado cuando están envenenando a las personas impunemente?
Y
estamos hablando acá solo de las intoxicaciones agudas, ¿qué pasa
además con las consecuencias crónicas en el medio ambiente y en las
personas? ¿Qué pasa desde el punto de vista de la salud, con el aire que
respiramos, con el agua que tomamos, con los alimentos que ingerimos?..
Esos
tomates de Lavalle seguramente estarán en nuestra mesa mañana?...Que la
población esté ingiriendo a diario pequeñas dosis de tóxicos que se
irán acumulando progresivamente, no es un problema de salud?
Y,
en caso de haber recibido un trasplante hepático, ¿no deberíamos
cuestionarnos si es un éxito para la ciencia o los equipos de salud
intervinientes, realizar un trasplante con todo lo que ello significa,
en un nene que nunca debía haberlo necesitado, de no ser porque se está permitiendo envenenar a las personas?
Y:
¿A quién vamos a comunicar los resultados de los análisis, al SENASA?
institución que permite que estos venenos sigan siendo utilizados? Qué
esperamos que nos van a decir? No debemos pensar en hacer algo más?
Y
al Ministerio de Educación? No le preocupa que “sus alumnos y maestros”
estén siendo fumigados mientras están tomando clases o en los patios de
las escuelas? Tampoco lo saben?
Y que se están enfermando y muriendo como consecuencia de ello?
Algunas cosas, pocas, tengo claras entre tanta impotencia y dolor que aturde.
Esto
no se arregla “alejando” las fumigaciones. Los venenos son venenos y
enferman y matan, más rápido o más lentamente, sea por aire, por tierra,
a 800 o a mil metros: creo que no hay lugar a discusión: NO SE DEBEN
USAR.
Lo más fácil es cargar sobre responsabilidades individuales –que las hay por supuesto y deben pagar- pero pienso que hay
otras que son más grandes y siempre terminan eludiéndose y son las que
corresponden a las autoridades que deben tomar medidas urgentes,
prohibiendo usos y protegiendo a las víctimas que son presa fáciles de
esta situación, por ser los más humildes y con sus necesidades totalmente insatisfechas.
Protegerlos
significa no dejar que nadie tome represalia con ellos y ofrecerles
otro medio de subsistencia que no sea a costa de su salud o la de sus
familiares por ejemplo.
Pienso
que la solución no es fácil, pero es una decisión política, no hay otro
modo de cambiarlo y debe priorizar la Salud a la rentabilidad indefectiblemente, aunque tristemente uno observa que todo va camino a seguir profundizándose, pero en sentido contrario.
Mientras, seguiremos insistiendo en que los agrotóxicos enferman…envenenan
y matan, pero sin dejar de denunciar también que de todo eso hay
responsables, hay homicidas y hay cómplices que callan y otorgan
mientras se llenan de dinero.
Sin
duda hay que subvertir los valores ya que, de seguir así, seguiremos
contando los enfermos y muertos que por supuesto siempre los ponemos nosotros, los de este lado de la vereda.
Mercedes Mendez/Mechi
Enfermera del Hospital Garrahan
http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-193983-2012-05-14.html
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