Otra mirada sobre los ríos del conurbano bonaerense
Los “rankings” de la vergüenza
El Riachuelo en el “top ten” de ríos más contaminados en el mundo fue
noticia en estos días. Desgraciadamente tenemos un amplio stock para
aportar a estos ránkings, como el Reconquista, tanto o más contaminado
que el Riachuelo pero sin plan de saneamiento en marcha.
El ministro José Mussi respondió pronto y prolijo con el arsenal de cifras
de lo hecho por ACUMAR en su gestión. “La re alidad dice que estamos
aproximadamente en un 50% de la solución del problema”; “pretendemos un
Riachuelo que se use para que se bañen, para que se haga turismo, para
recreación y para navegabilidad”.
La realidad plasmada en el informe “Relevamiento Ambiental y Sanitario de
Arroyos del Conurbano Bonaerense”, muestra una demanda menos ambiciosa y
más visceral que la planteada por el ministro: tomar agua apta para
consumo humano, conectarse a la red de cloacas, que pase el basurero,
que la casa no se inunde cuando llueva, en lo posible no enfermarse por
el sólo hecho de vivir allí.
El estudio fue realizado en el primer semestre de 2013 por el Instituto
ISEPCI junto a la Cooperativa de Limpieza de Arroyos 8 de Octubre, del
Movimiento Barrios de Pie, que a diario recorren kilómetros de ribera.
Consistió en un registro fotográfico del vertido de basura y de
efluentes en las fuentes de agua y una encuesta domiciliaria a las
viviendas contiguas, indagando sobre infraestructura y servicios,
situación sanitaria y su percepción de la contaminación. Se relevaron
más de 600 hogares en los distritos de Lomas de Zamora, Almirante Brown,
La Matanza, San Martín y Escobar.
De cada diez hogares relevados, sólo dos se encuentran en calles
asfaltadas, cuatro no cuentan con la instalación de la red de agua
dentro de la vivienda, sólo una está conectada a la red de cloacas. Seis
de cada diez hogares manifiestan que pasa el basurero por su cuadra,
pero sólo tres aseguran que lo hacen con frecuencia. Las principales
enfermedades son: asma, bronquitis y enfermedades de la piel.
Respecto al Matanza Riachuelo, en Lomas de Zamora integrantes de la cooperativa
debieron dejar de trabajar en varias oportunidades por las descargas
industriales de fuerte olor y color rosado sobre el arroyo Morales. En
Almirante Brown, llegaron a presentar notas para que el municipio retire
lo recogido durante su jornada laboral. En La Matanza prácticamente no
se encontraron viviendas conectadas a la red cloacal; en el arroyo Las
Víboras la recolección de basura la hace un carro a caballo, pagado por
los vecinos.
Correcto es reconocer los avances realizados en el saneamiento, la limpieza de
los márgenes donde trabajan las Cooperativas son un paso importante en
ese sentido. Pero uno de los indicadores principales que debiera
motorizar las acciones es el mejoramiento de la salud y la calidad de
vida de las miles de familias que viven a la vera de estas cuencas,
involucrados directos y hasta la fecha verdaderos convidados de piedra
en todas las obras que se anuncian.
Las soluciones no sólo requieren de una mayor presencia del Estado en los
controles a las industrias, atención en salud, mejores servicios y obras
de infraestructura a nivel municipal, sino también de nuevas prácticas
políticas que apuesten a la participación activa de la población en la
resolución de sus problemas. Lejos del clientelismo y la corrupción que
son sin dudas la peor contaminación.
Silvia Ferreyra
*Coordinadora Area Ambiente - ISEPCI
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